domingo, 9 de febrero de 2014

PENUMBRA

Que oscuro se ve la noche,
que oscuro se ve el sol,
no veo el latir de tu corazón
dentro de mi razón.
Siento la frialdad del fuego
arder mi corazón;
no veo las líneas de tus manos,
guíar mi bastón.
Constantemente veo el ocaso de cada amanecer,
y el alba de todo anochecer.
Si tan solo pudiera seguir viendo
la  música que toca tu corazón,
el ardor de tus abrazos
guiando mis pasos,
el ardor de tus abrazos
admirando mi tesón.
No quiero ver las estrellas
no quiero ver al mar,
quiero verte a ti mi amada,
aunque sea desde el más allá.
Seguiré caminando por el mundo,
mirando corazones, mirando el día
la noche y el sentir de las razones.
A ti renuncio un día como hoy,
a ti renuncio tal cual mis ojos renunciaron a mi
tal cual mis ojos se fueron de mi,
a un viaje sin destino y sin fin

                                                                                      ORCRU